Vacuna contra el Virus Respiratorio Sincicial (VRS)

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Tras la pandemia, el doctor Alexis Kalergis sigue concentrado en la vacuna contra el virus respiratorio sincicial, principal causa de enfermedad en invierno.

La pandemia dejó clarísimas las consecuencias que, de un momento a otro, los virus pueden traer a la humanidad, asunto que bien conoce el Dr. Alexis Kalergis, director del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (IMII) y académico de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica.

El investigador lidera también Biothervax, empresa spin-off de la Universidad Católica, creada con el fin de facilitar la llegada al mercado de las soluciones biotecnológicas producidas en la UC, como la vacuna contra el virus respiratorio sincicial (VRS) para ser aplicada en recién nacidos. La innovación ha sido protegida mediante patentes de invención en Chile y el extranjero.

Tras el paréntesis del coronavirus que los llevó a él y a su equipo a participar en la obtención de la vacuna Sinovac, el investigador ha retomado sus proyectos. Hace 20 años trabaja para combatir la enfermedad que, una vez retirado el Sars Cov2, sigue liderando las afecciones invernales en Chile y ataca a una importante parte del mundo.

“El virus respiratorio sincicial es un problema de alto impacto en la salud pública y principalmente merma la salud de niños y niñas, y de los adultos mayores, en quienes la neumonía asociada llega a ser mortal”, explica el doctor Kalergis. “Las personas pequeñas que superan la enfermedad, además de un daño permanente a nivel de sistema respiratorio, podrían quedar con secuelas graves, entre ellas las del tipo neurocognitivo”.

El VRS también trae muchos costos asociados y un enorme estrés para los afectados, desde el proceso difícil desde que aparece la infección, el sufrimiento de los padres y de la familia, su ausentismo laboral, hasta las consecuencias ya nombradas para el paciente. En resumen, un problema social, para el cual según el académico se responde con una “ciencia que es social”.

Una ruta compleja

La idea de producir una vacuna contra el VRS nació en Alexis Kalergis a principios de los 2000, cuando, regresando a Chile tras un periodo de estudio y trabajo en Estados Unidos, fue testigo de un brote invernal muy intenso de la enfermedad, con casos cercanos a él. “Amigos y familiares han sufrido dificultades con este virus. Todavía nos queda mucho por estudiar y aprender de él. Esperamos que la experiencia ganada con la pandemia nos lleve a avanzar rápido en el desarrollo de Biothervax”, explica.

¿Cuánto falta? “Estamos más cerca, pero falta. Actualmente nos encontramos tratando de seguir el camino de la mejor manera posible desde el punto de vista de la rigurosidad y de completar los hitos restantes”, explica el investigador.

La ruta no ha estado exenta de dificultades que, en un concepto amplio, el Dr. Kalergis define como “complejidades positivas” porque son un estímulo para su trabajo: “Por ejemplo, las publicaciones científicas que hemos hecho con los resultados obtenidos han sido de un nivel de complejidad científico importante. También hay complejidades técnicas, como tener que cumplir con todas las regulaciones nacionales e internacionales para el avance de los estudios”.

En cuanto al financiamiento, recibir apoyo de fuentes públicas y privadas da una señal de que la calidad de la tecnología y la ciencia que la sostiene, le permite competir de manera exitosa.

En 2022, por ejemplo, Biothervax se adjudicó fondos del programa StartUp Ciencia 2022, del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, para implementar un laboratorio farmacéutico GMP (Buenas Prácticas de Manufactura, según las siglas en inglés), en el Centro de Innovación UC, destinado a la producción de vacunas para uso humano, en estudios científicos clínicos fase I y/o II. Con la creación de este nuevo laboratorio, se espera poder avanzar en el desarrollo de vacunas hechas en Chile.

“Otro elemento que yo diría es de una complejidad positiva, ha sido la vinculación con el Estado. Nosotros creemos que esta vacuna debe ser considerada un bien público y es por eso que, desde el inicio, hemos estado en contacto con el Ministerio de Salud, informando los avances”, explica.

En todo esto, sin duda, la Universidad Católica es parte fundamental. “Ha habido un apoyo transversal con involucramiento de las facultades de Ciencias Biológicas, de Medicina, de Química, además de los funcionarios administrativos, también de la Dirección Superior a través del apoyo de la Dirección de Transferencia y Desarrollo; todos ellos tremendamente comprometidos. La Universidad es vista como una red de personas que hacemos cosas. Y puedo decir que esa red ha sido súper sólida y permite sostener este proyecto con el nivel de impacto que está teniendo”