Certificación para las propiedades antibacteriales de la miel

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La profesora Gloria Montenegro lleva más de 50 años como académica de la Universidad Católica, donde es profesora emérita, y a estas alturas ni vislumbra retirarse. “Tengo mucho por hacer aún”, sentencia. “Quiero seguir estudiando mieles, como la de quillay, y otras que ni siquiera son conocidas, como la miel de tiaca, tineo, que son plantas del sur de Chile, del bosque nativo. Y como soy medio ambiciosa, quisiera hacerlas todas”, asegura. A lo largo de su trayectoria académica, Gloria Montenegro se ha posicionado como uno de los investigadores con más patentes en la Universidad.

Once años de investigación fueron necesarios para que el equipo liderado por la destacada académica de Agronomía UC lograra crear un factor diferenciador de miel que ellos denominaron Active Patagonia Factor, APF, en honor al sur de Chile, el cual certifica las capacidades anti bacteriales de mieles nativas. “Tuvimos que analizar más de mil mieles, con muchos diseños experimentales, para lograr esto y con un rigor científico fuerte porque todo te lo validan en el extranjero después”, explica la profesora.

Esto legitima el valor de este producto nacional, certificado de acuerdo a tres niveles de calidad (-100+, 150+ y 200+), lo que entrega un instrumento que permite posicionar a esta miel chilena como natural y funcional, una tendencia creciente en el mercado mundial.

Las mieles con el sello APF tienen como principal atributo la inhibición del crecimiento de bacterias que afectan el bienestar de las personas, como escherichia coli, estafilococo y salmonella. De esta manera, esta miel chilena se ha convertido en una primera alternativa certificada como antibacteriana.

Aporte para el mundo

La investigación partió casualmente cuando un alumno apicultor de la profesora Montenegro –quien hasta ese momento se había desarrollado como botánica, dedicada a estudiar las propiedades de las plantas nativas y trabajando en hongos y bacterias– le pidió hacer su tesis con ella sobre el origen floral de sus mieles. Esto le da el apellido a cada miel, es decir, miel de ulmo, miel de quillay, etc. “Así empezamos”, explica ella.

Mucho trabajo en laboratorio y en terreno, publicaciones en revistas científicas, difusión y labor académica y reconocimientos nacionales e internacionales, han pasado bajo el puente desde entonces. El último premio fue el London Honey Awards 2021. “Muy

codiciado entre los productores de miel”, dice la investigadora sobre el galardón recibido por el desarrollo de la miel Terra Andes con Active Patagonia Factor (APF), en las categorías platino y bronce.

Pero más que todo eso, la profesora Montenegro destaca que en el proceso se ha realizado un aporte a la apicultura nacional, ya que los productores han sido capacitados para el desarrollo de nuevas habilidades productivas, de manera limpia y sustentable, enfocadas en la mejora continua de la miel para su conversión a orgánico y bajo el criterio de fair trade.

Su labor le valió una solicitud de la FAO –Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura–, a través de su programa One Country Priority Product, que eligió la miel de Chile para documentar esta experiencia a través de un estudio, con el fin de que apicultores de otros países también puedan aprovechar estos conocimientos. “Me costó decidirme a hacerlo, porque es mucho trabajo, pero imagínate cómo no vamos a aprovechar esta oportunidad”, dice la académica.

Hija de una madre viuda con 4 hijas, quien les inculcó desde pequeñas el amor por la lectura, Gloria Montenegro sumó a eso una gran curiosidad que la llevó siempre por los caminos del aprendizaje y la investigación. “Soy muy curiosa, me gusta probar con buenos experimentos y no me es difícil pensar en nuevas ideas y generar mayor conocimiento”, confiesa

En la Universidad Católica ha sido una testigo privilegiada de cómo ha evolucionado la investigación y el desarrollo. “La UC es la mejor universidad para investigar en Chile, donde el problema está en la transferencia tecnológica. Yo valoro mucho lo que hace con nosotros, los científicos, porque a través de su Dirección de Transferencia y Desarrollo nos lleva de la mano. Por eso, estoy plenamente de acuerdo con lo que alguna vez dijo el rector Sánchez: El concepto de innovación es soñar un mundo mejor, mirar cómo vas al beneficio, cómo yo imagino que podamos tener un mejor bienestar y aportar al buen vivir a los demás”, concluye.

Las mieles que desarrolla la profesora Gloria Montenegro tienen como principal atributo la inhibición del crecimiento de bacterias que afectan el bienestar de las personas, como escherichia coli, estafilococo y salmonella.