MAFA: Revolucionando los ambientes de aprendizaje

La iniciativa Modelamiento del Ambiente Físico del Aprendizaje (MAFA) mejora la efectividad educativa en las salas de Educación Parvularia al potenciar el habitar del aula y las relaciones pedagógicas entre educadores, técnicos y párvulos. Una de las fundadoras del proyecto, Cynthia Adlerstein, académica de la Facultad de Educación UC, reflexiona sobre las oportunidades de aprendizaje que ofrece el habitar un mejor ambiente físico.

Imaginemos un ambiente físico flexible como entorno educativo donde los niños pueden co-construir sus lugares de aprendizaje. Si eso conlleva posibilidades de explorar con todos los sentidos, aprender experimentando y deliberar para colaborar, se crea una visión de frontera para abordar los ambientes educativos de los más chicos.

El proyecto Modelamiento del Ambiente Físico del Aprendizaje (MAFA), impulsado por un equipo interdisciplinario, crea espacios y lugares para aprender y convivir. Para ello, elimina las mesas, las sillas, los estantes y todo el mobiliario escolar típico de una sala tradicional y lo reemplaza por objetos de madera ensamblables, como un mecano, que son livianos, altamente resistentes y que producen interacciones muy distintas a las habituales de la sala convencional de clases.

“El mobiliario escolar tradicional lo que hace es sentar a los niños, detener los cuerpos y obligarlos a estar en ciertas posiciones. En cambio, MAFA construye soportes de práctica muy diversos, que potencian distintos tipos de interacciones de co-construcción. Aquí los niños pueden moverse, pueden trepar, mirar desde distintas perspectivas, pero fundamentalmente pueden decidí cómo organizar su aula para aprender”, explica la académica Cynthia Adlerstein.

Una de las tantas virtudes de esta tecnología educativa es que el recurso didáctico queda en manos de los niños. Así, son ellos los que imaginan, deliberan y organizan sus espacios. Ellos se sientan con el DiME a proyectar sus lugares de aprendizaje y los negocian, con los adultos. Aprenden a recrear sus salas para desarrollar diversos proyectos de aprendizaje. Al hacerlo, llenan los espacios educativos dados con nuevos significados, se apropian de aula y la habitan como protagonistas, como autores .

La idea de MAFA nació cuando la Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI) contactó a la Escuela de Diseño UC para encargarle mobiliario. Como respuesta innovadora, un equipo interdisciplinario liderado por los académicos Cynthia Adlerstein, de la Facultad de Educación UC, y Patricia Manns y Alberto González, de la Escuela de Diseño UC, comenzaron a trabajar una tecnología para cambiar el paradigma de los ambientes de aprendizaje tradicionales de la educación parvularia chilena.

Para ello, integraron sinérgicamente tres componentes: un set de soportes de práctica que reemplazan el mobiliario tradicional, especialmente diseñado para párvulos; una aplicación MAFApp, que permite la documentación pedagógica e intercambio de experiencias entre equipos técnicos de los jardines infantiles; y el DiME, un recurso didáctico para que niñas y niños participen deliberando y modelando el diseño de sus aulas.

“Para mí, el foco pedagógico es absolutamente relevante. No existe mobiliario si no es para el aprendizaje. Así, trabajamos en poder juntar estas nociones de diseño con un núcleo pedagógico para pensar cómo queríamos que los niños crecieran, vivieran y estuvieran en la vida. El desafío era crear algo que no fuera mobiliario, pero que sirviera como tal, y que potenciara a los niños como sujetos de derecho y como ciudadanos”, recuerda Adlerstein.

Transformar la Política Pública

Uno de los grandes desafíos a los que se tuvo que enfrentar el equipo de MAFA fue que la innovación académica tiene tiempos y ritmos que son muy distintos a los del Estado. Y como este nuevo sistema siempre fue pensado para la educación parvularia pública, establecer alianzas con organismos estatales implicó un trabajo muy arduo. Pero dio frutos relevantes en diversos espacios del sistema educativo y fundó nuevas comprensiones en la educación parvularia chilena .

“Nosotros transformamos la política pública, la normativa chilena de mobiliario escolar, que era anacrónica total. Hemos generado conocimiento sobre los ambientes de aprendizaje de la primea infancia y no solo lo validamos para la realidad chilena pública. Lo transferimos para que funcione en jardines infantiles públicos, donde más se requieren ambientes de calidad. Ahora, además, abrimos una nueva línea que pone MAFA en la formación inicial docente de educadores de párvulos, para que usen este sistema cuando lleguen al sector público. Lo que hicimos fue instalar salas de exploración pedagógica con MAFA en universidades, para que los estudiantes puedan probar y explorar prácticas de modelamiento del ambiente de aprendizaje”, agrega la docente de la Facultad de Educación.

En este camino, dice Cynthia Adlerstein, el apoyo de la UC fue vital. Especialmente el del rector, Ignacio Sánchez, quien les entregó fondos reservados de rectoría para instalar MAFA en los jardines de la Universidad Católica. “Y eso fue súper importante, porque los hijos e hijas de los funcionarios alucinaron con esto. Entonces, MAFA empezó a tener visibilidad en Chile, en el sector público, pero también dentro de la misma institución con sus funcionarios. Hay una legitimidad que hemos construido gracias a la UC”.

La innovación fue desarrollada gracias a un proyecto Fondef que financia la ejecución de proyectos de investigación científica y tecnológica, con potencial impacto económico y/o social. También contó con el apoyo de Edulab UC, el laboratorio de

Innovación en Educación, dependiente de la Dirección de Transferencia y Desarrollo de la Universidad Católica.

MAFA sin fronteras

MAFA firmó una alianza con Efecto Educativo, empresa licenciataria que va a producir y comercializar la innovación en Chile y el mundo.

Además, el Banco Mundial lo ha tomado como ejemplo para la creación de ambientes de aprendizaje para la primera infancia, labor en la que ya se encuentra el equipo de trabajo UC. “MAFA hoy está muy instalado en las salas de clases, pero me gustaría pensarlo al aire libre. Hoy los niños y niñas no solo aprenden en el aula, por eso nos gustaría llevarlos a los jardines, a la naturaleza, al entorno barrial y mostrar que cualquier espacio puede ser escenario de aprendizaje profundo. Ese sería mi sueño”, confiesa Cynthia Adlerstein.

El desafío actual es continuar el escalamiento al país y a América Latina, dónde los ambientes de aprendizaje de la Educación Parvularia Pública recién comienzan a ser foco de inversión y a verse como espacios para el ejercicio ciudadano de los párvulos.